MODA BICENTENARIO: 20 DATOS CURIOSOS DE 1916
Aquí los 20 datos curiosos:
1-A un artesano, vestirse completo le llevaba dos meses enteros de sueldo.
“En el siglo XIX,
antes de la industrialización y de la importación masiva de textiles de
Inglaterra, la ropa era una de las cosas más caras que había, porque era
artesanal”, dice Gabriel Di Meglio, historiador y director del Museo del
Cabildo. Esta información surge del libro “Los talleres de la revolución” de
Lyman Johnson, que es una historia popular de la Buenos Aires virreynal. Ahí,
el autor habla sobre los trabajadores –principalmente los artesanos–, que se
dedicaban a producir sombreros, zapatos y ropa.
2-Existía un mercado negro, que funcionaba donde ahora está el Congreso,
en el que se vendía ropa robada.
Una frase común entre los ladrones era: “vamos desnudando gente”.
Una frase común entre los ladrones era: “vamos desnudando gente”.
“Había casos
judiciales donde peritos de la policía se dedicaban a identificar, por ejemplo,
de quién era un capote (una capa larga). No había tantos, entonces había pistas
que se podían seguir y uno iba viendo cómo una ropa robada podía dar vuelta la
ciudad, desde uno que la empeñaba, otro le perdía la pista y así, hasta que la
recuperaban”, describe el historiador.
3-En esa época, una persona pobre no usaba levita nunca. No tenía forma de
comprarla y además no se la hubiera puesto, la hubiera vendido. Los miembros de
la Primera Junta usaban levitas o
fracs, ese era un gran distintivo.
Para el director
del Museo
del Cabildo, que la elección de prendas funcionara como un indicador
de clase social es una diferencia con la actualidad: “Hoy en día, un rico y un
pobre usan jean, lo que cambia es la marca y la calidad y la diferencia en el
costo entre uno y otro puede ser enorme, pero la prenda es la misma”. También
agrega que los de chaqueta o casaca eran artesanos, pulperos, comerciantes; los
sectores medios solían usar pañuelo en la cabeza; y los de levita o frac eran
los ricos, los dirigentes, y todos los próceres.
4-Los “descamisados”, como se les
decía a los trabajadores, eran los que no tenían camisa. Usaban un poncho y
abajo no tenían nada, literalmente.
“A los plebeyos o el bajo pueblo, en ese momento no se les decía así,
eran los hombres que usan poncho, y por otro lado los que usan chaqueta y
levita. Y no solamente eran los pobres de la ciudad, también era la gente que
trabajaba en el campo”, explica.
5-“Descamisados” no sólo es un
concepto argentino. En la Inglaterra del siglo XVII, se hablaba de los “Fellows
whithout shirts”.
“Ambas son maneras de clasificar a la población pobre a través de
la ropa”, dice el especialista.
6-En Francia, también había un
término parecido: a los pobres se les decía sans culotte, que
significa “el que no tiene culotte”.
“Eran esos pantalones como los que usaba Belgrano, ajustados y cortos,
que los pobres no tenían, ya que tenían pantalones todos rotos”, continua Di
Meglio.
7-Aunque todavía no existía el
concepto de moda como lo conocemos hoy, la imagen del gaucho fue el primer
arquetipo nacional.
“Hay una transición del gaucho desde el poncho, el chiripá, las botas de potro, el pañuelo en la cabeza con el sombrero –que después va a usar en el cuello– hasta la incorporación de prendas que vienen de Europa. Todavía no podríamos llamarlo ‘moda’, pero ahí se conforma una instancia primaria del arquetipo que representa lo nacional”, explica Jorge Moragues, director del Museo Nacional de la Historia del Traje.
“Hay una transición del gaucho desde el poncho, el chiripá, las botas de potro, el pañuelo en la cabeza con el sombrero –que después va a usar en el cuello– hasta la incorporación de prendas que vienen de Europa. Todavía no podríamos llamarlo ‘moda’, pero ahí se conforma una instancia primaria del arquetipo que representa lo nacional”, explica Jorge Moragues, director del Museo Nacional de la Historia del Traje.
8-La china (así se llamaba a las
mujeres gauchescas) también hicieron su aporte a la creación de ese primer
arquetipo, pero en un segundo plano.
Moragues argumenta que el aporte de esta figura femenina a nivel imagen
no es sobresaliente, porque seguían manteniendo características netamente
europeizantes, como la falda, la camisa, el volado, la trenza y el moño.
A diferencia de lo que pasó en otros países, no tomaron elementos y costumbres
de las culturas originarias.
9-Las bombachas de campo aparecieron cuando los gauchos fueron estableciéndose como estancieros.
El director del Museo del Traje amplía: “Es interesante ver cómo ese
traje que le dio posibilidades para moverse y andar se sigue usando por un
período y después va a ser interferido por lo que hoy conocemos como las
bombachas de campo”.
10-Las bombachas de campo no son
argentinas: vinieron en un cargamento de la zona de Rumania y Polonia.
“Por la guerra de Crimea, vinieron a parar a Uruguay y de ahí, por
error, a la Argentina. Por eso es muy parecida esa imagen y la geografía de
Hungría, con la Argentina. Esa cosa de la pampa, el personaje a caballo con
bombacha, botas, es bastante similar. La bombacha es un rectángulo que se ata a
la cintura, con una faja. La misma primero va a ser tejida o de cuero y después
se coloca un cinturón ancho, una rastra, con diferentes motivos de plata y con
monedas para darle una cosa como festiva, y eso le da una cierta posibilidad de
lucirse como ser masculino”, dice Moragues.
11-La moda de la divisa punzó era
típica de acá y no se repetía en ninguna otra parte del mundo.
“Es una instancia de moda regional, de la época federal, que apareció en
la zona del Río de la Plata. Dio el puntapié a que la Argentina se destacara
porque no ocurrió en ninguna otra parte del mundo. Era una cosa absolutamente
aislada y que daba a conocer una idea política. Los unitarios usan celeste,
blanco y verde”, dice Moragues.
12.Los peinetones empezaron como un
elemento chico para sostener el pelo (peinetas) y fueron creciendo. Algunos
llegaron a medir hasta un metro veinte.
Fue una tendencia que llegó desde Europa. En concreto, de la tradición
española. A medida que su tamaño fue aumentando, se les empezó a colocar la
mantilla sobre ellos. Además, se usaba acompañarlos por vestidos de manga jamón
(abuchonada a la altura de los hombros y estrecha hacia las muñecas).
13-Las peinetas se hacían con astas
de animales y caparazones de las tortugas. Al ser de elementos orgánicos, a
veces explotaban o se desintegraban.
“De esa materia prima natural se obtenía un acrílico primario, que se
calentaba, se estiraba y llegaba a ser tan traslúcido y resistente que también
se usaba para hacer las ventanas de los barcos”, dice Moragues.
14-Actualmente, hay peinetones reales
en el Museo Nacional de Bellas Artes y se pueden visitar.
Tienen talladas leyendas federales, por ejemplo: “Viva la federación”, o
el perfil de Rosas y de la esposa de Rosas, doña Encarnación Ezcurra.
15-El término “dama antigua” no es
del todo correcto.
El director del Museo Nacional de la Historia del Traje dice: “Hay
modismos del imaginario popular, que en el público pegan y siguen estando, pero
no son correctos. Un ejemplo es el concepto de “dama antigua”, con el vestido
torta y el peinetón. La dama romana y la dama gótica, entre otras, también son
antiguas.
16-Los vestidos largos, armados –con
distintos tipos de enaguas que le daban gran volumetría– se dejaron de usar
porque era incómodos y se fueron acortando, ya que no había veredas.
“El neoclásico, en la creación de lo que se conoce como la patria vieja,
va creciendo cuando aparece el vestido con las mangas y con la falda. Pero se
modificaron porque Buenos Aires era como un rancherío, las condiciones de las
ciudades no eran óptimas para vestirse así”, expuso Moragues.
17-Levitas, fracs, jaqué y smoking:
todos vienen de la tradición inglesa.
Moragues señala que después de la Revolución Francesa, Francia dejó de
ser el centro y tomó protagonismo Inglaterra con tejidos como los tartanes y
otros paños. También cuenta que la lana les ingresaba a través de Escocia, el
algodón de las diferentes colonias y el lino desde Egipto. “Inglaterra se
apoderó del traje masculino”, dice.
18-Las levitas tienen la
característica de achicar la cintura del caballero.
“Es una prenda que habla del lugar masculino que va a tener el hombre en
la sociedad y tiene que ver con la época rosista. La exactitud y precisión al
vestirse, con camisa, el chaleco y el corset, buscaban entallar y generar más
prestancia. Se imponía el traje de la chaqueta, por la parte superior, la
pierna o los pantalones largos, del mismo color, muy discreto, y la capa”, dice
el especialista.
19-Si eran heridos en una batalla,
los militares le dejaban su poncho a quien le seguía en la línea de mando, como
si fuera una herencia.
El gesto se interpretaba como 'yo te doy mi armadura', era un legado al
compañero. San Martín, Rosas y Quiroga usaban poncho. Además, agrega Moragues,
como era muy difícil conseguir ropa en esa época de la colonia, aprovechaban de
los heridos, los muertos, en las batallas y les robaban para usarla, venderla,
o intercambiarla.
20-El poncho es antiquísimo y también
se encuentra en otras culturas.
El especialista en historia de la vestimenta dice: “Si bien tiene una
tradición latinoamericana, podemos encontrarlo en diferentes culturas. Ha sido
traído por las primeras oleadas migratorias que vinieron de Oriente, no por el
español”.
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